Aliméntate bien para dormir mejor

 

¿Alguna vez te habías planteado las semejanzas y diferencias entre nuestro organismo y un coche? Si bien ambos necesitan pasar por el taller de reparación para poder funcionar correctamente, existe una diferencia fundamental entre ellos. Mientras que el coche se lleva al taller ante la inminencia de un viaje o ante necesidades puntuales (cambio de ruedas, de discos de freno, cambio de aceite…), nuestro organismo debe pasar por el taller todos los días, sin excepción.

El sueño es, por tanto, la función vital que restaura nuestro estado tras los esfuerzos físicos y mentales que hemos realizado el día anterior y nos prepara para poder abordar con éxito el día venidero. Y la alimentación va a jugar un papel protagonista en este proceso. Veremos cómo.

La alimentación y el sueño se influyen recíprocamente y conforman un binomio inseparable: qué comemos, qué bebemos y a la hora a la que lo hacemos va a influir en la calidad de nuestro sueño. De la misma manera, dormir poco o tener un sueño entrecortado provoca un desequilibrio en las hormonas de la ingesta que influirá en nuestra conducta de comer.

La ghrelina y la leptina son las hormonas responsables de nuestra conducta alimentaria. En condiciones normales, la ghrelina nos hace sentir hambrientos y nos empuja a comer. La leptina, por su parte, actúa como un agente antiobesidad y disminuye el apetito. Sin embargo, cuando nuestro sueño es de mala calidad la ghrelina aumenta y la leptina disminuye, predisponiendo a la obesidad.

¿Qué podemos hacer desde la alimentación para lograr un sueño nocturno de calidad?

1. Evita aquellas sustancias que inhiban o retrasen el inicio del sueño. Dentro de este grupo encontramos:

  • Las sustancias estimulantes como el té, el cacao, café… por inhibir la Adenosina, una sustancia que juega un papel fundamental en la propensión al sueño.
  • Las bebidas alcohólicas y carbonatadas por provocar un sueño superficial.
  • Las especias picantes como la pimienta y el gengibre por aumentar la temperatura corporal.

2. Evita aquellos alimentos que puedan fragmentar tu sueño de un modo u otro:

  • Las endibias, el apio, la berenjena o la cebolla por tener propiedades diuréticas.
  • Las legumbres y las comidas grasas por alterar tu digestión.
  • Los alimentos que sospechas que pueden provocarte alergias alimentarias o intolerancias.

3. Evita los alimentos ricos en Tirosina como carnes rojas, los ambutidos, la naranja y el kiwi. La Tirosina es un precursor de las sustancias que nos mantienen despiertos y alerta.

4. Evita alimentos con alto contenido en Tiramina (quesos, vino, cerveza, salsa de soja…) e Histamina, como los alimentos y bebidas elaboradas por fermentación o maduración, ya que pueden producir hipertensión y migrañas en el caso de la Tiramina y palpitaciones y vómitos en el caso de la Histamina.

Come bien, dormirás mejor!!!

Paula García Casanova.
Psicóloga de la Unidad de Sueño de la Clínica Vistahermosa.

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Clínica Vistahermosa
Policlínico San Carlos